Por Juan Tomás Valenzuela
«La carta magna es sagrada,
esa vaina no se toca»
Dijo torciendo la boca,
el león, desde las gradas.
Danilo, que no cree en nada,
se hizo que no era con él,
mientras de afuera, Leonel,
pretendiendo un chancesito,
reitera que es inaudito
perpetuarse en el poder.
Haciendo gala de experto
conocedor de la historia,
Leonel, trae a la memoria
muchos antiguos entuertos.
Como, por un desacierto
de Horacio, llegó Trujillo.
Explicó como aquel pillo
gobernó 31 años,
matando y haciendo daño
en su era de horca y cuchillo.
Leonel se opone al asunto
de las primarias abiertas,
viendo que por esa puerta
no caben ellos dos juntos.
Entiende que ya ese punto
está mas que debatido
y que es un contrasentido
abundar sobre el contexto,
porque hay un fallo al respecto
y bien lo sabe Danilo.
«No vengo a crear fricciones,
ni estar fuñendo con J,
pero lo que a mi me toca,
de acuerdo a mis convicciones
es que en estas elecciones,
debemos estar unidos,
y sin hacer mucho ruido,
porque estamos tó calientes,
pa’ lograr que el presidente
siga siendo del partido».
Se equivoca aquel que crea
que es el dueño de este nido,
lo que aquí hemos construido
ha sido una ardua tarea,
para que alguien se crea
que el país a estas alturas,
impondrá a una dictadura
con apoyo popular.
Eso aquí no se va a dar,
que suelten ya esa locura.
13 febrero 2018